Alguna vegada has tengut dubtes sobre la teva orientació sexual?

A tu jove, que surts per fer el viatge cap a Ítaca...


Quan surts per fer el viatge cap a Ítaca,
has de pregar que el camí sigui llarg,
ple d’aventures, ple de coneixences.
Has de pregar que el camí sigui llarg,
que siguin moltes les matinades
que entraràs en un port que els teus ulls ignoraven,
i vagis a ciutats per aprendre dels que saben.
Tingues sempre al cor la idea d’Ítaca.
Has d’arribar-hi, és el teu destí,
però no forcis gens la travessia.
És preferible que duri molts anys,
que siguis vell quan fondegis l’illa,
ric de tot el que hauràs guanyat fent el camí,
sense esperar que et doni més riqueses.
Ítaca t’ha donat el bell viatge,
sense ella no hauries sortit.
I si la trobes pobra, no és que Ítaca
t’hagi enganyat. Savi, com bé t’has fet,
sabràs el que volen dir les Ítaques.
Cançó de Lluis Llach sobre el poema de Kavafis

dilluns, 8 de març del 2010

"Volverán las oscuras golondrinas..." Rima LIII de Bécquer.

             
 La poesía de Bécquer se caracteriza por la brevedad, la sencillez y por un tono de conversación íntima. La forma estrófica suele ser libre. Se le podría incluir en el Romanticismo español del siglo XIX.

 La temática se podría dividir en cuatro etapas que responden, cronológicamente, a los hechos acontecidos en su vida:

                           1. Su tema es la propia poesía y la creación poética. Visión de la mujer y del amor de forma ideal e inalcanzable.
                           2. La plenitud del amor. 

                           3. Reflejan el fracaso amoroso y el desengaño.

                           4. Están invadidas por la soledad, la angustia y el dolor. El mundo aparece como un lugar hostil del que el poeta huye. En esta etapa encontramos el poema que tenemos a continuación:


RIMA LIII    Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
        jugando llamarán.
  Pero aquellas que el  vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
        ¡esas... no volverán!.
  Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
        sus flores se abrirán.
  Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
        ¡esas... no volverán!
  Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
        tal vez despertará.
  Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
        ¡así... no te querrán!

            

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